El proceso de mestizaje en la etnia de Nayarit, principia con la mezcla entre los mismos indígenas, y se completa a la llegada de los españoles conquistadores.
A la llegada de éstos, se encontraron con que la región de occidente permanecía independiente de los señoríos aztecas y phoré.
Contando con un gran número de pueblos que se agrupaban alrededor de varios centros. Destacan de estos, dos de gran importancia, por un lado JALISCO, con los pueblos de Tepic, Pochotitán, Huaristemba, Acualtempa, Jalcocotán, Zoquipan, Zacualpan, Jaltemba, Mazatán y otros más; mientras el pueblo de Ahuacatlán, que contaba con sus propios gobernantes, controlaba por su parte Ixtlán, Cacalután, Mexpan, Zoatlán, Xala, Jomulco, Tequepexpan, Tetitlán y otros más.
El dominio de Aztlán (Lugar de garzas), se extendía hasta Culiacán y comprendía Sentispac con sus pueblos Ixcuintla, Mexcaltitán y Acatlán. Acaponeta con los suyos, Tecuala, Ayoacan, Ximapán y Tzaponzinco.
Nuestro país es rico en bailes mestizos que caracterizan a la nueva nacionalidad fundada a partir de la colonia, con los aportes europeos, africanos y Latinoamericanos que la circunstancia mexicana trajo consigo.
Los sones mestizos nayaritas surgidos en el primer tercio del siglo XIX, han conservado hasta nuestros días ese estilo tan peculiar que asocia el zapateado de gran dificultad y hace referencia al medio, en especial a la fauna, ya que a principios del siglo XIX se popularizaron sones con nombres de animales cuyo movimiento los bailarines imitaban, tales como el son del Buey y el son de tarima.
Así, los sones potorricos propios para bailar con machetes, los de tarima para zapateadores y los de morisma para bailar con cuchillos. Destaca el hecho de que el campesino nayarita baila siempre con su compañero de faena inseparable; el machete y el cuchillo, haciendo gala al bailar, de la destreza en el uso y en el manejo de ellos.
Al realizar los bailes, el hombre hacía gala su resistencia física, de su habilidad para el baile y en ocasiones de su destreza para el manejo de cuchillos y machetes, incluyendo algunas veces su equilibrio al sostener un vaso con vino en la cabeza en el momento de ejecutar al baile, sin faltar la gracia y feminidad de las mujeres que los acompañaban en la ejecución.
Esta diversidad de señoríos facilitó no sólo la conquista, sino también la mezcla de sus razas y costumbres, logrando así el complemento del mestizaje de danzas, bailes, religión y costumbres, y en cuanto a la música, lograron una amalgama tan íntima que no podremos separar dónde nace la indígena y dónde se mezcla lo europeo en cuanto a ritmos, no así, en cuanto a instrumentos musicales.
Es así como se cambia el tambor primitivo por el guitarrón, el violín de arco por el violín europeo, el rascado de vainas por la guitarra y la vigüela, y nace en el occidente el conjunto que más tarde recibirá el nombre de mariachi, con el pseudónimo de conjunto de arpa grande, conjunto de Tierra Caliente y otros, según el Estado que se localicen.
Estos conjuntos musicales que acompañaron desde sus inicio los fandangos y bailes que en un principio se denominaron mariachi, refiriéndose a los bailes y no al conjunto que los tocaba, son una tradición propia del occidente de nuestra República asentando sólo para fines de aclaración, que lo que hoy es el estado de Sinaloa, parte de Sonora, Zacatecas, Nayarit, Colima, San Luis Potosí, parte de Aguascalientes y Durango, pertenecieron espiritualmente al Arzobispado de la Nueva Galicia, y que este nombre se dio originalmente a Jalisco, a estos estados le podremos agregar los de Guerrero y Michoacán, que sí forman parte el Occidente de la República.
Estos conjuntos musicales, en su inicio tuvieron íntimamente ligados a los géneros musicales de MINUETES y SONES.
Dejaremos aclarado sólo por cortesía, que el nombre de MINUETE, se le ha dado a las expresiones fundamentalmente de hábito religioso y secular.
Los minuetes así tomados, constituyen exclusivamente una plegaria musical ejecutada en las iglesias o en los patios ceremoniales en honor de los santos.
A la clasificación anterior, agregar la que ya desde sus inicios denominaron JARABES, consistentes éstos en la secuencia de sones tocados en una composición musical, enlazados por aires musicales que sirven de descanso a los bailadores, o bien, palomos o sonecillos, formando todos éstos, una estructura unida en una pieza musical.
Así podemos definir al son como al conjunto de melodías tocadas con instrumentos de cuerda y percusión, en los que se ligan coplas de métrica, generalmente octosilábicas y de diversos agrupamientos en su ritma, que incluye muchas veces cuartetas, quintillas y décimas.
En cuanto a su interpretación dancística, diremos que para nosotros el son es un baile de una o más parejas, que ejecutan zapateados complementando y dándole relieve a la parte rítmica de una pieza musical.
En cuanto a su regionalidad, el son adquiere, según nuestro conocimiento, modalidades estilísticas denominándose así: gusto, huapangos, chilenas, etc., según el lugar donde tengan su regionalidad.
Los aquí presentados, aunque por su situación política de nacimientos, fueron sones jaliscienses algunos, por su regionalidad e interpretación bailable, le denominaron con el nombre genético de SONES MESTIZOS DE NAYARIT, ya que metodológicamente éstos son resultado del mestizaje de nuestra cultura musical mezclada con la de los conquistadores españoles.
Lo expuesto se debe a una familia que ya tiene un lugar muy especial en la tradición musical de nuestro estado de Nayarit, y son: ARNULFO ANDRADE SANCHEZ (+) y JOSE ANGEL ANDRADE RIVAS, padre e hijo respectivamente; el padre se le debe la recopilación de los sones como El Buey, La Majagua, El Ardillo y la infinidad de sones que componen las danzas tradicionales de nuestro Estado; al hijo, guiado por el gusto y conocimiento del padre, se debe la conservación de los zapateados tradicionales de la mayoría, por no decir, que la totalidad de los sones.
A partir de 1963, Don Arnulfo, inicia su colaboración con las instituciones de cultura de Nayarit, transmitiendo pasos y la música recopilada, logrando con este trabajo lo que hoy a nivel nacional conocemos como Nayarit Mestizo.
El sonido producido por los artículos metálicos utilizados en la danza de MOROS y CRISTIANOS, ESPUELAS, MACHETES, CUCHILLOS, etc., fue encontrando carta de naturalización en diferentes estados, pero principalmente el uso de estos elementos en los bailes, lo concentramos en JALISCO, MICHOACAN y NAYARIT, estableciendo en cada uno de éstos, sus características propias.
En Michoacán, por ejemplo, encontramos el uso de las espuelas en una danza que le dan el nombre de Moros, esta danza se encuentra también en algunos municipios de Guanajuato.
En Jalisco, el uso de machetes lo encontramos en muchas danzas: citando entre las más conocidas, las de Santiago que en este Estado se conoce con el nombre de TASTOANES. En el estado de Nayarit encontramos el uso de machetes, (aunque éste está hecho de madera) en una danza en la región cora-huichol, que se baila en la semana Santa, la danza de LOS FARISEOS.
En estos estados, Jalisco, Nayarit y Colima, encontramos un baile muy popularizado a nivel nacional, lo conocemos con el nombre de MORISMO, MACHETES O POTORRICOS, según se utilice el uso de machetes o cuchillos en la interpretación de estos sones.
La ejecución de estos bailes tiene su origen en la región campesina como una muestra de alegría y celebración, el final de desmonte de sus parcelas o Coamiles en los ranchos, ejidos en los que al calor de las copas y con el acompañamiento de algún son, demostraban la habilidad en el malabareo de cuchillos y machetes. Los machetes no pegaban de filo, ya que no los usaban para matar, sino de canto, ya que los usaban para aporrear al contrincante.
En Nayarit, cuando en un son se utilizaron estos implementos, se le dio el nombre de morisma, al usarse los cuchillos, los machetes, adquieren el nombre como hoy se les conoce: bailes de los machetes.
La polka, como las cuadrillas de origen checo, llega a México como consecuencia de la intervención francesa, quedando en el gusto popular más arraigada la polka que las cuadrillas.
En el estado de Nayarit, la polka llega en forma muy especial al pueblo, quizá por su forma particular de bailar, ya que las parejas se entrelazan por los antebrazos y así efectúan corridito de punto y talón, cadenas o canastillas, según el gusto y estado de ánimo de los bailadores; el estilo ranchero de bailar polka lo conocimos por el señor Arnulfo Andrade, y transmitido posteriormente por su hijo Ángel, en la Isla de Mexcaltitán, esta polka adquiere un estilo particular más moderno, gracias a la música de MANUEL URIBE IBARRA (+), músico nayarita originario de esta isla.
Esta corriente musical descrita, se da en Nayarit a partir de la proliferación del mariachi en la región, que abarcó el camino real de paso de los arrieros cuando seguían la costa occidental allá por los años de 1870.
Simón Elías, conocido como “el pony”, integrante del mariachi tradicional, fue quien le dio realce a los sones mestizos.
ANTOLOGÍA DE LOS SONES MESTIZOS
MESTIZO
Palabra que viene de mextio cuyo significado es mezcla o mezclado; los sones mestizos de Nayarit en su principio eran ejecutados por personas de origen mestizo, o sea de la mezcla de dos troncos racionales.
ORIGEN
Los sones mestizos Nayaritas tienen su origen en el pueblo, se les considera de autor anónimo y de dominio público.
TRADICIÓN
Estos sones se han conservado desde tiempo muy remotos, se ejecutaban en los poblados circunvecinos a la capital del estado en festejos como: BODAS, BAUTIZOS, CUMPLEAÑOS, FIESTAS RELIGIOSAS, SEPELIO, ETC.
Los habitantes se reunían en el lugar de la celebración, donde previamente se había colocado un tarima y sobre ella efectuaban su baile bajo las notas de guitarrón y violín, posteriormente se incluyó el bajo.
PRINCIPALES BAILES
· Son de tarima como: “CHACHALACO”, “CAPULINERO”, “BACERRADA”, “PALO VERDE”, “La madrugada”, etc.
· “POTORRICOS”. Baile y redobles que efectuaban descalzos.
· Jarabe como “EL PALOMO”
· Sones Pausados.
· Jotas.- Se bailaban al terminar un Jarabe, sin utilizar tarima, y además su ritmo era balseado.
ACTUALIDAD
Los sones mestizos más conocidos son los que a través de diversos grupos se ha logrado reunir y difundir por diferentes partes de la República y el Extranjero, como los siguientes:
· EL DIABLO Morisma, utilizando machete y cuchillos.
· EL BUEY Son pausado de pespuntes, ritmo 3 X 4.
· COAMECATE Son de tarima.
· EL ARDILLO Son de tarima.
· EL SAN PEDREÑO Son de tarima.
· LA MAJAGUA Son de influencia Jalisciense.
· EL JILGUERO Minuet.
· EL CARBONERO Vals.
· EL CAPULINERO Son que se tocaban en los jaripeos.
EL JARABE NAYARIT Mosaico de Sones.
COREOGRAFÍA
· Ambigua Círculos y líneas
INSTRUMENTOS
· Se utilizaban violines, guitarras y guitarrón.
INDUMENTARIA
En la confección de esta indumentaria, se ve claramente la influencia del español en cuanto a los adornos y las telas, usándose el algodón predominantemente en el traje de los hombres, pero con los agregados de los europeos; en las mujeres surgen las telas estampadas de flores con colores chillantes, así como el uso de rebozo.
La indumentaria de las aguadoras y lavanderas. Las mujeres iban al río con vestidos con refajo con pasa-listón, generalmente blancos, con olán al cuello y de un largo hasta el tobillo con olán al borde inferior. Las mujeres que lavaban la ropa generalmente eran mujeres casadas que vestían falda blanca con refajo con pasa-listón y blusa de manga bombacha y cuello de olán.
El hombre viste camisa o cotón de manta blanca al calzón de manga amplia de tres gajos en la parte trasera, con cordones, para anudárselo en la piernas, llegando al tobillo con dobladillo para no enredarse al ejecutar los sones o para protegerse de las espinas de los breñales, en el tiempo de desmonte de los Coamiles; así mismo, en la zafra cañera cargaban con un gabán de lana para cubrirse del frío y hasta de enfrentamientos con los machetes.
Sobre la camisa, llevan una camisola de color fuerte, la que en la parte baja termina con el frente en dos tiras que sirven para anudarse a la altura de la cintura quedando el pecho descubierto, luciendo más el blanco del cotón o la camisa y el rojo de paliacate anudado al cuello como adorno y al mismo tiempo guarda sudor.
Este tipo de traje, generalmente recibe el nombre de traje ranchero, el que se completa con huaraches tejidos de doble suela y no con tapas de madera como algunos grupos le ponen actualmente, resultando esto una degeneración derivada de grupos michoacanos o danzantes de conquista, quienes iniciaron el uso de estos aditamentos en la suela de los huaraches para facilitar el sonido de las pisadas en la interpretación de los sones; si el huarache de doble suela está bien hecho, no se necesita de madera para darle sonoridad, sino que el curtido de la piel es el que se da este sonido.
El hombre de rancho, o campesino de Nayarit, en un principio se utilizó el sombrero de palma de sollate que es el que los indígenas de todo el occidente usaron; esto estaba confeccionados con trenzas de cuatro, ocho y dieciséis hilos, con ala corta y plana, la copa chica en dos paredes, sobre tira de cordón de lana para formar el ardor de la copa saliendo una hendidura que estaba en línea vertical de cada oreja, por donde pasaban las puntas de los cordones para formar el barbiquejo, como vulgarmente se conoce; estos cordones en la parte de la base de la copa, formaban lo que llamamos toquilla, y los hoyos lo que llamamos alambres o tirantes porta barbiquejo; en estos sombreros no existieron por lo menos en Nayarit, chapetones en la copa ni ribetes en el ala corta.
A partir de 1920, el sombrero de sollate empezó a ser sustituido por un sombrerillo de copa corta de cuatro pedradas y ala chica y plana, porque las autoridades de los pueblos iniciaron por esos años, una presión sobre los rancheros para que utilizaran este sombrero y no el de sollate, al que conceptuaban como un artículo denigratorio.
El machete fue, y aún es, usado por los hombres de campo para sus faenas de desmonte en la labranza; estos aditamentos han sido un elemento inseparable de los campesinos, los más comúnmente utilizados son el machete “guango” o “lengua de vaca”, por ser de una hoja larga y ancha muy flexible, y el de “desmonte”, que es un poco más corto y de hoja más firma; hay un machete corto que termina en la punta en forma de letra “C”, al que le dan el nombre de “casanga”, por el fin para el que sirve, pues es utilizado comúnmente para bailar, es el machete de No. 10, llamado generalmente machete de desmonte, cuenta con una gran sonoridad, ideal para el lucimiento de golpeteo de éstos. Con este último, es con el que en Nayarit bailan los sones llamados potorricos.
Existen dos armas que antiguamente los campesinos de casi todo el occidente de la República llevaban como fieles compañeros en la cintura: era la Daga y el CUCHILLO. La daga es un arma de hoja corta y muy delgada, un poco ondulada, que termina en una punta muy afilada, muy parecida a la cimitarra o puñal moro. El cuchillo es de hoja más ancha y larga y sin tope en la empuñadura, Estas dos armas aquí descritas, con las que nuestros campesinos han utilizado como armas de uso común y de defensa personal.
Los implementos anteriores descritos, han sido los utilizados en Jalisco y en Nayarit, para bailar potorricos y morismas, utilizando las melodías de cualquier son que se presente en su ritmo para impresionar a las demás que concurrían a las fiestas, muchas veces, al término de los desmontes, o el acabo, como otros los nombran, se bailan estos sones como una especie de danza propiciatoria a la naturaleza para el advenimiento de una buena cosecha.
La mujer, en su indumentaria, utilizó en su ropa interior, materiales de algodón como el percal y la popelina, predominando el color blanco en cuanto a las ropas interiores que consistían en un brasier, al que se le daba el nombre de “corpiño” o “talle”, de cuerpo ancho, porque llegaban a la cintura, unos 5 o 10 cm. Arriba del ombligo partiendo desde un poco más abajo del nacimiento de los senos. La parte superior del talle, era de escote cuadrado con tirantes; sobre de éste iba la camisa blanca o fondo que eran los dos nombres que recibía esta prenda; el fondo era una especie de vestido de talle entallado, con escote cuadrado sin manga y la parte de la falta en línea “A” o medios circular, según el caso.
El vestido constaba de dos prendas, la blusa, confeccionada con tela de algodón de flores estampadas, o de satín liso o labrado de colores chillantes, sus mangas eran en forma de pierna de borrego, abombada en la parte del hombre, terminado plisado en el codo y éste hasta medio brazo, en forma de tubo; por su forma, otras personas llamaron a éstas, “mangas de bombilla”, porque semejaban la bombilla de un quinqué antigua.
El holán de hombro a hombro plisado, adornado en sus puntas con encaje, el que antiguamente se hacía a mano en punto de gancho con hilo crochet; cuello alto y redondo, adornado también con encaje generalmente de color blanco o contrastante con color de la blusa o blusón como generalmente sw le nombra, por el hecho de que, de la cintura sale un holán floreado formando un faldón de unos quince o veinte centímetros, rematado en su punta con encaje o bolillo; la pechera de la blusa lleva del centro del cuello, al borde del algodón, una jareta adornada en sus lados con encaje y al centro con botones, esta blusa es cerrada al frente, con la botonadura o cierre, o botones en la espalda.
La falda es amplia, en cuchillas, es de tela de algodón estampado en flores de color, en la parte inferior lleva un holán doble, el que, en su parte interior, es del color de la blusa.
La mujer se peina con partido al centro de la cabeza, rematando en dos trenzas adornadas que con un listón de color, caen a los lados de los hombros; completa su adorno con peinetas de colores, el nacimiento de las trenzas y coquetas de oro, en el cuello muchas veces usa collares de papelillo o cadenas con cruces o medallas, rebozo de bolitas de Santa María, de color del estampado de la falda.
Además, lleva en la mano derecha un abanico hecho de palma en forma de corazón, bordado con estambre de colores que utilizaban para echarse aire mientras bailaban.
Complementa su ropa interior con la calzonera estilo de mediado del siglo XIX, de pierna larga y abombada con adornos de encaje o drapeados, y no faltan entre sus adornos, el abanico de palma de la región, calzando botas Adelita, con botonadura de jareta al frente.
Los sones mestizos siempre son acompañados por el mariachi llamado tradicional, ya que éste no incorpora las trompetas como en la mayoría de los mariachis de Jalisco, sino únicamente cuenta con instrumentos de cuerda como en un principio.
UTILERÍA
Las mujeres que iban al río portaban un cántaro de barro para recoger el agua. Así mismo, llevaban un chiquigüite con la ropa sucia y tiznada de los hombres para posteriormente lavarla.
Al vestirse con su traje de gala de colores para las fiestas, llevaban el abanico.
El hombre siempre portaba consigo su cuchillo en la cintura y su machete en la mano.
FOTOS
INVESTIGACIÓN:
- JORGE LUIS MIRAMONTES PLANTILLAS
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INVESTIGACIÓN:
- JORGE LUIS MIRAMONTES PLANTILLAS
- JOSÉ ÁNGEL ANDRADE RIVAS
REDACCIÓN:
- ANA MARCELA MEDINA CARDENAS
VESTUARIO:
- GRUPO FOLKLÓRICO NAYARE
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